Cada CTF,
breve o larga que sea, deja siempre frutos, porque cada gesto de amor hecho en
el nombre de Cristo es un “ladrillo” más para la construcción del Reino de Dios.
La primera CTF chilena durada nueve meses desde el 27 de febrero de 2012 (fecha
del terremoto de 8.8 grados, catastrófico en VI y VII región) no termina de
hacer hablar de sí. Una de las huellas dejadas materialmente, son dos modulares
dados en comodato a dos hospitales de la séptima región para dos años, comodato
renovable de año en año según las necesidades. Sebastiàn Maldonado (trabajador
social, ex coordinador de la CTF Chile) y yo hemos ido a ver y controlar la
situación de los modulares en terreno.
Los dos
modulares son “servicios hospitalarios prefabricados” con 20 camas, oficinas y
baños. El primero fue dado al hospital de Cauquenes como un servicio de
medicina y hoy es un servicio de pediatría que se llena de invierno hasta recibir
40 pequeños pacientes con afecciones respiratorias. El personal nos recibió agradecido y nos monstró
todas las mejoría hechas a la estructura para volverla más funcional y
acogedora. Sobre todo para defenderla de las inclemencias del tiempo. (sigue en el blog sucesivo)